
¡ Tradición y Cultura !
La música en Colombia cumplió 200 años
07.05.2014 21:19Por Jairo Faustino Herrera Camargo
Comunicación Social y Periodismo
Pocos días faltan para que Colombia cumpla 200 años de independencia, ése que inició aquel 20 de julio en donde un pueblo sometido a las órdenes de la Corona Española se reveló exigiendo libertad y dignidad, de la misma forma que sucedió con el pueblo Mexicano y Argentino, entre otros estados latinoamericanos.
En aquella época las costumbres eran distintas, pues la mayoría de la población no accedía a una educación básica ni superior, y las instituciones de dicha índole eran dirigidas por comunidades religiosas como los Franciscanos, Dominicos y Agustinos, que fueron las más importantes en Santafé. Cada domingo la plaza mayor de Santafé, al igual que otras ciudades y poblaciones de la época, eran lugar de concentración para comerciantes y campesinos.
No obstante había un aspecto que se destacaba entre la población de ese entonces: la música, elemento fundamental y cotidiano que amenizaba las reuniones sociales de las personalidades de antaño. La música armonizaba las tiendas donde la chicha brillaba por su efecto.
En Santafé se escuchaban varios géneros musicales, el pasillo y bambuco entre otros, que eran interpretados mediante la bandola, tiple, guitarras y en lo más formal, el piano. Se puede decir que el bambuco es un género dado principalmente en la región Andina y su procedencia es de raíces indígenas africanas e hispánicas. Es un juego de coqueteos entre la pareja, en donde el hombre quiere conquistar a una dulce y sensual dama mediante expresiones insinuantes, hasta que llegan a trenzar un romance entre ellos.
Por otra parte el pasillo, más conocido en la colonia como la “capuchinada”, proviene de los valses europeos hechos en España, Italia y Austria. Se puede decir que es un estilo de vals de forma apresurada o activa que fue como nuestros antepasados lo establecieron y lo difundieron. Para aquel género podemos mostrar dos variedades: Pasillo lento y fiestero. El primero es utilizado para los momentos más formales, como la exaltación de una belleza femenina mediante una composición, expresar sentimientos totalmente sinceros y nostálgicos.
En cambio el fiestero representa la recocha dentro de las reuniones sociales, prende el alma jocosa dentro de estas ocasiones y expresa el lado folclórico de las fiestas tradicionales acompañadas del estallido de la pólvora dentro de las festividades.
No hay que olvidar que otros géneros han hecho historia en nuestro suelo colombiano: bullerenge, currulao, mapale y la famosa cumbia, provenientes de las costas colombianas y de raíces afro descendientes; y el galerón y el Joropo que nacen a lo largo de los Llanos Orientales.
Héroes dentro de nuestra música
Nuestros próceres y personajes que hicieron parte de la independencia se contagiaron también de la esencia musical. El General Francisco de Paula Santander interpretaba piezas populares con su guitarra y García Rovira, era un virtuoso interpretando el clavecín.
En cambio Simón Bolívar y Antonio Nariño preferían la música formal, pues al libertador le apasionaba la danza y a Nariño la música sacra, así lo atestigua un parágrafo de el texto “El Precursor” en donde menciona que mientras Nariño agonizaba, una coral le recitaba un motete denominado “Misere”, dejándolo pasmado y alucinando mientras escuchaba la pieza, en donde los presentes lo creían muerto cuando no lo estaba.
El legado
Así mismo, bajo estos géneros, han sobresalido grandes artistas desde la época de la independencia como los maestros Carlos Vieco, José Antonio Morales, Nicolás de Quevedo, Juan Antonio de Velasco, que a su vez se encargaron de crear escuelas de música para fomentar este arte desde temprana edad.
Durante el siglo XX varios compositores han sembrado un legado importante en la música, maestros como Emilio Murillo, Luis Eduardo Nieto, Gustavo Gomez Ardila, Milciades Garavito y Luis Alberto Castilla, el creador del Bunde Tolimense en 1914, una pieza que se convirtió en el himno del departamento del Tolima.
A finales del siglo pasado, la música colombiana ha tenido una serie de fusiones con tendencias contemporáneas como el Rock, dando origen a grupos urbanos como Bomba Stereo que fusiona la cumbia con el rock. El “tropipop” un género fusionado y nuevo, vigente dentro de los jóvenes de Colombia que sienten gran admiración a grupos como musicales Pescado Vivo, Bonka, Sin Ánimo de Lucro, entre otros. Y no solo podemos hablar de fusiones sino del papel que jugaron artistas como Juanes y Shakira en el concierto “Sin Fronteras” en 2008, cuando a través de sus canciones dieron un mensaje al continente de no más conflictos, en Colombia la música sirvió para unirnos.
A lo largo del nuevo milenio, y a pesar de que nuestra música ancestral ha perdido gran parte de su popularidad, los maestros como Petrona Martinez, “Totola Momposina, Checo Acosta, Joaquin Bedoya (por parte de la trova antioqueña) y el famoso maestro Jorge Veloza la han preservado.
La música de nuestro país no se ha perdido y debemos enseñarles a nuestros hijos las raíces ancestrales para que nazcan con identidad propia y sepan valorar su cultura, su país y su música.
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